viernes, 24 de agosto de 2012

El Zigurat y La Torre de Babel...

Muchas son las consideraciones que nos hacen pensar en que hay una relación directa entre el pasaje bíblico de la construcción de la Torre de Babel y la presencia en Mesopotamia de los zigurats, montañas artificiales, orgullo del poder y la técnica de sus pueblos. Incluso se puede afinar un poco más y establecer la relación directa entre el zigurat de la ciudad de Babilonia (Etemenanki) y el citado pasaje bíblico, conocida la inquina con la que la cultura hebrea la toma con la ciudad de Babilonia, entonces ejemplo indiscutible de grandiosidad, riqueza, prosperidad y desarrollo, pero también la ciudad en la que los judíos se ven obligados a asentarse después de la primera gran diáspora producida en el año 586 a.c., tras la destrucción del reino de Judá por Nabucodonosor II.

La Biblia, redactada entre los siglos VI al II a.c. es producto de muy diversas procedencias textuales y culturales, pero prevalecen notablemente las mesopotámicas. Por eso es constante en los textos bíblicos la relación de sus pasajes con lugares o episodios relacionados con la cultura mesopotámica: desde la localización del Paraíso, entre los grandes ríos mesopotámicos; hasta la presencia de los Reyes Magos de Oriente, en realidad astrólogos persas; sin olvidar el tema del Diluvio Universal, estrechamente relacionado con numerosos textos sumerios y babilonios, muy anteriores a la redacción del Génesis; o la pugna del pueblo judío con todos sus vecinos (egipcios, filisteos, asirios o babilonios), que como tales enemigos no dejan de ser sinónimos del pecado.

El episodio de la Torre de Babel aparece en el Génesis, primer libro de los que componen el texto sagrado de la Biblia, y en el se cuenta la experiencia de los judíos supervivientes que después del Diluvio se asentaron en una tierra cuyos habitantes dijeron: “vamos a cocer ladrillos al fuego. Construiremos una ciudad y una torre que llegue hasta el cielo”. Observando Dios lo que hacían, pensó: “Mientras sean un solo pueblo con una sola lengua, lo que proyecten lo realizarán. Confundamos su lengua y provoquemos malentendidos entre ellos”, lo que según la Biblia finalmente hizo fracasar el proyecto. La correlación entre la construcción a base de ladrillo cocidos, la elevación de una torre que llegara al cielo, y las fechas probables en las que se redacta este episodio, justo en el momento de la cautividad en Babilonia (S. VI a.c.), explican esa supuesta relación con los zigurats, visto desde la perspectiva judía como la muestra de soberbia de un pueblo que les había vencido y humillado, y que por ello, sólo podía esperar la ira de su Dios.

Zigurat.
Cerca del templo se erigía el zigurat, de 90 metros de altura, denominado "Etemenanki" (casa de la fundación del cielo y de la tierra), rebautizado por los hebreos como la torre de Babel. Más allá de la alusión al hecho material de unión de cielo y tierra por medio del zigurat, existe una unión espiritual entre las dos partes organizadas del mundo, según la creencia de la época. Sólo los sacerdotes tenían acceso al interior del zigurat para atender a las necesidades de los dioses, lo cual hacía de ellos un elemento poderoso de la sociedad.

Los Zigurat contaban con siete niveles que representan los siete cielos o planos de la existencia, los siete planetas, los siete metales, cada uno de ellos asociado a su color correspondiente. En total se conocen 32 zigurats; cuatro de ellos están en Irán y el resto principalmente en Irak. El último que se descubrió es el de Sialk, en Irán.

Se reconoce a este zigurat como el prototipo de la bíblica torre de Babel. Uno de los mitos que conlleva la historia bíblica de la torre de Babel es que ahí se crearon los distintos idiomas que existen actualmente como castigo de Dios al orgullo ilimitado de los seres humanos que pretendían llegar a tocar el cielo con sus manos. La confusión de lenguas se ha usado en conjunción con los anteriores, pero también asociado al milagro de las lenguas que se ponen a hablar los apóstoles en Pentecostés

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