sábado, 6 de octubre de 2012

Trescientos...


En 500 a.C., el imperio aqueménida de la Persia estaba en su mayor medida, que controlaban un vasto imperio que se extiende desde Afganistán en el Oriente, a Egipto y Anatolia en el oeste. Ya habían conquistado las ciudades griegas de Anatolia y llegaron a las fronteras de la propia Grecia. A partir de 502 a.C., las ciudades Jónicas de Anatolia comenzaron a rebelarse en contra del imperio persa.

 Dos ciudades jónicas de Grecia, Atenas y Eretria, enviaron asistencia a la rebelión Jónica en Anatolia, los jónicos llegaron a despedir a Sardis, la capital regional de los aqueménidas en 498 a.C. El poderoso imperio aqueménida envió una fuerza expedicionaria para vengarse a los Jónicos, dirigido por Artaphernes (hermano del rey persa Darío I) y Dates, un general medo en el ejército persa.

 La fuerza derrotó a los Jónicos en Anatolia en la Batalla de Éfeso (498 a.C.) y, a continuación, navegó a la Grecia continental para castigar a Atenas y Eretria por su apoyo a los rebeldes. Los persas quemaron a la cuidad de Eretria y a sus habitantes los vendieron como esclavos (490 a.C.), pero finalmente los persas fueron derrotados por los atenienses en la batalla de Maratón. 

Cuando Darío I fue sucedido por su hijo, Xerxes I, los persas montaron una enorme invasión de Grecia que, según Herodoto, fue de 2 millones de tropas. Los griegos se dieron cuenta de que su mejor oportunidad de derrotar a esta gran invasión estaba en el estrecho que pasa entre las montañas y el mar en las Termópilas. Esta batalla se popularizó en la reciente película, 300. 

Los griegos fueron derrotados por los persas, pero a un costo de bajas que entonces los persas carecían la fuerza para montar una grave invasión sobre el resto de Grecia. En el mismo año, la Armada griega derrotó a los persas en la batalla de Salamina, poniendo fin a la esperanza persa de enviar refuerzos o cortar el ejército griego a su regreso al sur.


Aunque la película “300″ distorsiona parte de la realidad del batalla de Termópilas, el sacrificio de los 300 espartanos comandados por Leónidas, el rey de Esparta, quienes pararon en el desfiladero de las Termópilas a un ejército varias veces superior durante varios días.


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